
Cuando las sombras se disipan en medio de la luz, el color del mundo y de las cosas vuelve a su lugar. ¡Cómo es difícil caminar en medio de la nada! Sólo quien tiene la luz en si mismo es capaz de caminar en medio de las sombras e iluminar a los demás. El problema real adviene cuando no hay nadie que irradie esa luz. Y peor aún que tu no tengas esa luz en ti… pero ¿qué tipo de luz?
A veces, caminando por las calles de mi ciudad, me doy cuenta que la mayoría de las personas que observo camina entre sombras, sin rumbo; me asombra que en muchos días y en muchos momentos soy yo quien está en medio de la obscuridad. La soledad y el vacío del alma son muy malas compañías cuando la sombra del sin sentido llega a tu corazón, pues no sabes el camino y el rumbo que has de tomar, puesto que en medio de las sombras no hay camino que se identifique.
La pregunta que surge en lo más profundo de mi alma es: ¿Hacia dónde va todo esto? ¿Cuál es el porque?
Durante mucho tiempo viví bajo el error y la ilusión de saberlo todo, de pensar que controlaba y comprendía el universo, el mundo; pensar que ya sabía quien era yo, lo que quería y lo que haría… Hoy no puedo decir ni pensar lo mismo. Hoy vivo en la interrogante más profunda. Es normal que entre en escena el miedo en situaciones como estas, delante de la inestabilidad, la inseguridad y la incertidumbre.
La libertad de opción te puede llevar por caminos que desconoces, caminos buenos y malos, falsos atajos y metas ilusorias. Creo que todo ser humano tiene experiencia de esto. Pero pienso que el mundo es así: un mundo en continua evolución y cambio constante; la vida humana se va alterando según los cambios que acontecen a su alrededor y a la vez, de acuerdo a las circunstancias, el yo individual de cada ser humano va tomando forma, algo así como lo describía Ortega y Gasset. Pero, ¿será que el mundo y la vida humana caminan hacia un destino o meta en particular? ¿No será que las sombras han invadido el mundo y que, como resultado de este fenómeno, contemplamos las desgracias cotidianas? ¿Hacía dónde vamos como individuos y como grupo? ¿Vamos por las sombras o en la luz disfrazada de dolores?
La “sagrada” contingencia, el movimiento constante sigue su marcha, el tiempo no para (ni perdona), la vida nace, muere y al mismo tiempo se renueva, nuevos individuos aparecen en medio de la nada… ¿Y dónde quedo yo?
En medio a este mundo en marcha, ¿Por qué será que el deseo de poder controlar todo marca mi vida? ¿Será talvez la angustia que arrastra al mundo? No lo creo. Sé que las respuestas a todas estas interrogantes no son fácil de responder, pero, ¿por qué tener miedo de cuestionarnos? Ya lo decía Kant: Sapere aude, atrévete a pensar, no temas reflexionar, puesto que sólo aquel que tiene la determinación de hacerlo, no pasa esta vida en la superficialidad de la contingencia, sólo aquellos que se atreven a pensar y a cuestionarse son los que, hasta hoy, han dado luz a nuestra sociedad, a nuestro mundo.
Sin embargo, veo que el pensar es cosa de unos pocos. No sólo porque las personas no lo quieran hacer, el problema es que no las dejan…cuánta porquería en nuestras televisoras, cuánta manipulación social y cuánta crueldad en nuestros periódicos… cuando no se discute la farándula y los espectáculos, se dan las listas de muertos en la zona, sin ninguna delicadeza visual o descriptiva. ¿Cómo está la educación? ¿Quiénes son los profesores de nuestros niños, los ejemplos de la juventud?
No importa si aún estamos en las sombras, lo realmente importante es que, aquellos que tienen esa luz de la inteligencia, de la razón, de la fe y de la esperanza, no se cansen de brillar para iluminar este mundo, no por gloria personal, sino por la dignificación de la vida humana, de la sociedad, de los individuos.
A veces, caminando por las calles de mi ciudad, me doy cuenta que la mayoría de las personas que observo camina entre sombras, sin rumbo; me asombra que en muchos días y en muchos momentos soy yo quien está en medio de la obscuridad. La soledad y el vacío del alma son muy malas compañías cuando la sombra del sin sentido llega a tu corazón, pues no sabes el camino y el rumbo que has de tomar, puesto que en medio de las sombras no hay camino que se identifique.
La pregunta que surge en lo más profundo de mi alma es: ¿Hacia dónde va todo esto? ¿Cuál es el porque?
Durante mucho tiempo viví bajo el error y la ilusión de saberlo todo, de pensar que controlaba y comprendía el universo, el mundo; pensar que ya sabía quien era yo, lo que quería y lo que haría… Hoy no puedo decir ni pensar lo mismo. Hoy vivo en la interrogante más profunda. Es normal que entre en escena el miedo en situaciones como estas, delante de la inestabilidad, la inseguridad y la incertidumbre.
La libertad de opción te puede llevar por caminos que desconoces, caminos buenos y malos, falsos atajos y metas ilusorias. Creo que todo ser humano tiene experiencia de esto. Pero pienso que el mundo es así: un mundo en continua evolución y cambio constante; la vida humana se va alterando según los cambios que acontecen a su alrededor y a la vez, de acuerdo a las circunstancias, el yo individual de cada ser humano va tomando forma, algo así como lo describía Ortega y Gasset. Pero, ¿será que el mundo y la vida humana caminan hacia un destino o meta en particular? ¿No será que las sombras han invadido el mundo y que, como resultado de este fenómeno, contemplamos las desgracias cotidianas? ¿Hacía dónde vamos como individuos y como grupo? ¿Vamos por las sombras o en la luz disfrazada de dolores?
La “sagrada” contingencia, el movimiento constante sigue su marcha, el tiempo no para (ni perdona), la vida nace, muere y al mismo tiempo se renueva, nuevos individuos aparecen en medio de la nada… ¿Y dónde quedo yo?
En medio a este mundo en marcha, ¿Por qué será que el deseo de poder controlar todo marca mi vida? ¿Será talvez la angustia que arrastra al mundo? No lo creo. Sé que las respuestas a todas estas interrogantes no son fácil de responder, pero, ¿por qué tener miedo de cuestionarnos? Ya lo decía Kant: Sapere aude, atrévete a pensar, no temas reflexionar, puesto que sólo aquel que tiene la determinación de hacerlo, no pasa esta vida en la superficialidad de la contingencia, sólo aquellos que se atreven a pensar y a cuestionarse son los que, hasta hoy, han dado luz a nuestra sociedad, a nuestro mundo.
Sin embargo, veo que el pensar es cosa de unos pocos. No sólo porque las personas no lo quieran hacer, el problema es que no las dejan…cuánta porquería en nuestras televisoras, cuánta manipulación social y cuánta crueldad en nuestros periódicos… cuando no se discute la farándula y los espectáculos, se dan las listas de muertos en la zona, sin ninguna delicadeza visual o descriptiva. ¿Cómo está la educación? ¿Quiénes son los profesores de nuestros niños, los ejemplos de la juventud?
No importa si aún estamos en las sombras, lo realmente importante es que, aquellos que tienen esa luz de la inteligencia, de la razón, de la fe y de la esperanza, no se cansen de brillar para iluminar este mundo, no por gloria personal, sino por la dignificación de la vida humana, de la sociedad, de los individuos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario